Cómo impactaría el arancel el 20.91% al jitomate; seis de cada 10 que comen en EU son mexicanos

15 de abril de 2025

Después del aguacate, el jitomate es el ingrediente mexicano más exportado del sector agroalimentario. En 2024 generó 3,030 millones de dólares en ventas al extranjero, y casi el 99% de ese volumen tuvo como destino Estados Unidos. A partir del 14 de julio de 2025, sin embargo, este producto enfrentará un nuevo obstáculo: un arancel del 20.91% impuesto por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, tras la terminación del acuerdo antidumping firmado entre ambos países en 2019.

La medida responde a presiones internas de productores estadounidenses, quienes acusan a sus pares mexicanos de competir con precios demasiado bajos. El acuerdo antidumping establecía controles y precios mínimos para evitar el dumping –la práctica de vender por debajo del costo–, pero al concluir el trato, el jitomate mexicano queda expuesto a un impuesto del 20.91%, encareciendo su entrada al mercado estadounidense.

¿Qué es el acuerdo antidumping?

Es un pacto firmado en 2019 entre México y Estados Unidos para evitar que el jitomate mexicano se vendiera por debajo de su costo en el mercado estadounidense. Al cancelarlo, se abre la puerta a nuevos aranceles.

¿Qué tanto afecta a México? Mucho. El jitomate no solo es una potencia económica en el campo, también lo es en nuestra cocina. Desde Sinaloa hasta Jalisco, Sonora y Baja California —principales estados exportadores— miles de familias viven de este cultivo que ha crecido 53.4% en valor desde 2019. Es, además, uno de los ingredientes que más presencia tiene en la identidad culinaria de México: sin jitomate, no hay salsas, ni caldos, ni guisados que definan nuestras cocinas regionales.

Por eso, el impacto no es únicamente económico. Si los productores no pueden competir con esta nueva cuota y recortan su producción, podríamos enfrentar una escasez que afecte directamente los precios y la disponibilidad del jitomate en los mercados nacionales. Lo que encarece al jitomate fuera, podría alterar nuestra dieta dentro.

¿Nos afecta como consumidores?

Sí. A corto plazo podría haber un aumento en la oferta local, lo cual haría que bajen ligeramente los precios. Pero si la industria tomatera se contrae por falta de rentabilidad, el efecto podría ser el opuesto en los meses siguientes. El jitomate es una base en la alimentación diaria: desde unas enchiladas hasta el arroz rojo, está en el corazón de la gastronomía mexicana, y su ausencia —o encarecimiento— puede sentirse incluso en los platillos más populares.

Hasta ahora, la Secretaría de Economía aún no ha fijado una postura oficial, pero se espera que busque resolver la disputa a través de los mecanismos del T-MEC. También se abre la posibilidad de diversificar mercados de exportación y fortalecer el consumo interno.

Durante la conferencia del pueblo del martes, el Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué Sacristán, aseguró que los consumidores de EU serán quienes asumirán el costo de la tarifa del. 20.91 por ciento que impuso Trump al tomate mexicano.

El funcionario afirmó que el 90 por ciento del tomate que importa Estados Unidos es de México. “Lo hicieron en el 2019, igualito que ahorita… y se llegó al acuerdo que estaba vigente”, explicó Berdegué. “Lo que va a pasar probablemente es que va a suceder exactamente lo mismo”.

«Seis de cada 10 tomates que ellos comen son mexicanos. Les van a salir más caras sus ensaladas, su cátsup, todo. No nos pueden sustituir, porque no es que haya otros países que producen esta cantidad de excelentes tomates a un precio muy conveniente», aseguró.

Berdegué afirmó que los aranceles van a impactar directamente en los bolsillos de los habitantes de Estados Unidos. También aclaró que las tarifas a los tomates impuestas por Estados Unidos no están relacionadas con los aranceles, sino que se trata de una cuota compensatoria. Señaló que se tiene un acuerdo que México espera mantener, para proteger a sus productores.

“Se abre un periodo de 90 días. Se va a conversar con Estados Unidos. Buscamos que se renueve este acuerdo en beneficio de nuestros productores, porque hay cientos de miles personas que trabajan en la producción de tomate, pero si quieren también, en beneficio de los consumidores estadunidenses, porque hay que cuidarles la salud. Nuestros tomates son muy saludables y esperamos que no les salga muy caro”, aclaró Berdegué.

Con información de El Economista
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