EU desclasifica archivos inéditos del magnicidio de John F. Kennedy

19 de marzo de 2025

El presidente Donald Trump lleva mucho tiempo obsesionado con el asesinato del presidente John F. Kennedy y, durante su primer mandato, intentó hacer públicos todos los documentos gubernamentales relacionados con su muerte en 1963 y las investigaciones posteriores.

El martes por la noche, Trump hizo públicas más páginas y afirmó que los archivos, a diferencia de muchos de años anteriores, no serán censurados; también sugirió que por fin responderán a todas las preguntas sobre el asesinato. Los historiadores se muestran escépticos ante la posibilidad de que se revelen muchas cosas nuevas. Esto es lo que hay que saber.

En enero, Trump emitió una orden ejecutiva para ordenar a las agencias de seguridad nacional que elaboraran planes para hacer públicos todos los registros gubernamentales relacionados con los asesinatos de John F. Kennedy, el reverendo Martin Luther King Jr. y Robert F. Kennedy.

“Más de 50 años después de estos asesinatos”, se leía en una cartilla informativa de la Casa Blanca, “las familias de las víctimas y el pueblo estadounidense merecen la verdad”.

Trump ordenó que se publicaran primero los archivos relacionados con el asesinato de John F. Kennedy, y después el material relativo a los asesinatos de King y Robert F. Kennedy. Los funcionarios no han facilitado un calendario de sus planes para hacer públicos esos archivos.

En 1992, el Congreso aprobó una ley por la que se ordenaba a la Administración Nacional de Archivos y Registros que reuniera en un solo lugar todos los registros conocidos del gobierno de Estados Unidos relacionados con el asesinato de John F. Kennedy.

La agencia reunió la Colección de registros del asesinato del presidente John F. Kennedy, que combina registros federales con material de las fuerzas del orden estatales y locales adquirido durante la investigación del gobierno federal.

En la actualidad, la colección, almacenada en una instalación de archivos de College Park, Maryland, contiene más de 6 millones de páginas de documentos, por lo que 80.000 páginas no son gran cosa.

La mayoría fueron reunidos por el Comité Church, un comité selecto del Senado convocado en 1975 para investigar las actividades de las agencias de inteligencia estadounidenses, y por el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre Asesinatos, creado en 1976 para investigar los asesinatos de John F. Kennedy y King. Las actas de esos comités permanecieron secretas después de que las comisiones terminaron su trabajo.

La ley por la que se creó la colección de archivos de Kennedy se aprobó a raíz de la película de Oliver Stone JFK: Caso abierto, de 1991, que puso en duda la idea de que el asesino de Kennedy, Lee Harvey Oswald, hubiera actuado solo, como habían concluido las investigaciones del gobierno, y suscitó una nueva ola de interés por las teorías conspirativas.

En su informe final, publicado en 1998, la Junta de Revisión de Registros de Asesinatos dijo que, aunque la película era “en gran medida ficticia”, ponía de relieve una paradoja muy real: que diversos investigadores esperaban que Estados Unidos creyera sus conclusiones mientras mantenían en secreto sus registros (por ejemplo, se había ordenado que los registros del comité de la Cámara de Representantes permanecieran sellados hasta 2029).

“El público estadounidense perdió la fe cuando no pudo ver los mismos documentos cuyo contenido condujo a estas conclusiones”, afirmó el informe.

La ley ordenaba que todos los registros se hicieran públicos en un plazo de 25 años, salvo cuando su divulgación pudiera causar un “daño identificable” a la seguridad nacional o a la procuración de la ley.

La gran mayoría de los documentos, cerca del 99 por ciento, están disponibles desde hace tiempo. Pero al acercarse la fecha límite de la ley de 1992 para su publicación, miles de ellos seguían retenidos total o parcialmente.

En 2017, durante su primer mandato, Trump prometió hacer públicos todos los documentos restantes. Pero acabó por aceptar algunas partes censuradas a instancias de las agencias de inteligencia, para proteger las identidades de los activos de la CIA, los métodos de recopilación de inteligencia y las asociaciones.

Entre 2017 y 2023, se hicieron públicos archivos en cuatro ocasiones. En 2023, el presidente Joe Biden declaró que había realizado una “certificación final” y que se cumplían los requisitos de la ley. Aun así, cerca de 5000 documentos siguieron retenidos, de acuerdo con las preocupaciones de las agencias de inteligencia o las leyes relativas al secreto del gran jurado y la privacidad fiscal.

Pocos historiadores esperan que los archivos incluyan grandes sorpresas, y mucho menos que trastoquen el consenso de que Oswald actuó solo. Y advierten que lo más probable es que incluyan muchos duplicados de material que ya está disponible en otros lugares.

Pero los documentos aún podrían aportar nuevos detalles significativos, incluso sobre las actividades de Oswald en los meses previos al asesinato, como sus visitas a las embajadas soviética y cubana en Ciudad de México. Los documentos también podrían aclarar hasta qué punto las agencias compartieron, o no compartieron, información sobre sus actividades y conexiones.

Esta publicación, como las anteriores, también podría incluir documentos que tienen poco que ver con los asesinatos, pero que arrojan luz sobre diversas actividades legales e ilegales de las agencias de inteligencia, como su vigilancia e infiltración en grupos radicales, o las escuchas telefónicas del FBI a King.

Todos los archivos desclasificados del gobierno son accesibles a los académicos y al público en general, en línea o en persona. En 2023, los Archivos Nacionales iniciaron lo que describen como un “esfuerzo concertado” para digitalizar todos los documentos publicados sobre el asesinato de Kennedy. Antes de esta publicación, se habían digitalizado y publicado en su sitio web 700.000 documentos.

Posiblemente. En febrero, el FBI anunció que había revisado su propio vasto archivo en respuesta a la orden ejecutiva de Trump y que había encontrado alrededor de unos 2400 registros adicionales, que dijo que estaba transfiriendo a los Archivos Nacionales.

Es probable que aparezcan otros archivos relacionados con los asesinatos y las investigaciones en otros lugares, incluidos algunos que permanecen bajo el sello del gran jurado o que fueron donados por colecciones privadas con la condición de que permanecieran secretos hasta una fecha futura determinada por el donante.

Con información de The New York Times

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