En lo que va de 2025, 39 menores han sido arrestados por delitos que incluyen portación de armas prohibidas, robos violentos y narcóticos, de acuerdo a datos de la Policía de Hermosillo.
Por Mary Montijo
La madrugada del lunes 24 de marzo, las calles de Privadas del Real, al norte de Hermosillo, fueron escenario de un ataque que encendió las alarmas: dos adolescentes de 15 y 17 años agredieron con machetes a Pedro Antonio, de 18, mientras grababan su propia violencia.
El video, difundido en redes, muestra a la víctima intentando huir del ataque, mientras los agresores —hoy detenidos— parecían actuar sin temor a las consecuencias.
Este caso no es aislado. Según la Policía Municipal de Hermosillo, en lo que va de 2025, 39 menores han sido arrestados por delitos que incluyen portación de armas prohibidas, robos violentos y narcóticos. Pero ¿qué hay detrás de esta ola de violencia juvenil? Expertos apuntan a entornos familiares fracturados, redes sociales que glorifican la agresión y un sistema legal que no disuade.
La psicóloga Imelda Navarro Valencia explicó que la adolescencia es una etapa crítica porque son niños, pero tampoco adultos. Buscan identidad, y si no la encuentran en casa o la escuela, la hallan en grupos delictivos, agregó.
“Hay cosas que psicológicamente influyen, hay cosas físicas también, hay cosas de la comunidad y del contexto, ya que los seres humanos somos un todo”.
Mientras la Fiscalía de Justicia de Sonora procesa a los implicados por robo con violencia —un delito que, para menores, tiene una pena máxima de 6 años—, otros actores insisten en que el enfoque debe ser preventivo.
Ruta Burgos Villaescusa, coordinadora estatal del Centro de Prevención del Delito y Participación Ciudadana de la Secretaría de Seguridad Pública de Sonora, detalló que, desde hace tres años, el programa Jornadas Permanentes por la Paz aborda la violencia adolescente en escuelas públicas de educación básica mediante pláticas sobre consecuencias legales, dinámicas interactivas y testimonios de jóvenes que cometieron delitos y lograron reintegrarse a la sociedad.
“El tema de las conductas antisociales y las consecuencias que llevamos a la juventud sonorense son muy importante porque los jóvenes deben de saber que al cometer este tipo de actos o conductas delictivas van a haber un problema, el joven debe de saber que va a haber una consecuencia”, señaló.
Rafael Acuña Griego, presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Sonora, aclaró que los menores de edad enfrentan un sistema jurídico diferenciado: mientras el delito de robo con violencia -como el cometido por los dos adolescentes- puede alcanzar penas mayores para adultos, en el caso de menores la sanción máxima es de seis años de internamiento en un centro especializado.
“Es una situación con un tratamiento muy especial. Los menores no son juzgados con las mismas normas con las que se juzgan a los mayores de edad, en este caso van ante un juez para adolescentes, que tienen un tratamiento especial con una pena mucho más atenuada que se le aplica a los adultos”, detalló.
La violencia adolescente es multifactorial, y su solución demanda corresponsabilidad entre escuelas con programas preventivos, familias presentes, políticas públicas efectivas y una sociedad que no solo comparta videos de agresiones, sino que actúe.