¿Quién quiere volver a la Luna?

10 de julio de 2025

El día 20 de julio marca el aniversario de la llegada del ser humano a la Luna. En 1969, en medio de la guerra fría, a casi una década de haber sido fundada,  NASA puso la misión Apollo 11 en los libros de historia al lograr una hazaña increíble de ingenio, aplicación tecnológica, valentía y muchas matemáticas. Desde ese día, tan sólo 12 personas han pisado la superficie de nuestro satélite en seis misiones exitosas que terminaron de forma abrupta en 1972 cuando se cancela la misión Apollo 18. Aunque los lanzamientos a la Luna eran ya cosa de todos los días y se esperaba que para mediados de la década de los 80s se pudiera tener a la primera persona pisando Marte los recortes de presupuesto a NASA después de 1974 a niveles de los que no se ha podido recuperar en casi 50 años. La agencia norteamericana tuvo que enfocar sus esfuerzos en exploración remota con sondas espaciales, telescopios robóticos y el programa de transbordador espacial que permitió mantener presencia contínua en el espacio a baja órbita por casi dos décadas.

“¿Por qué no se ha regresado a la Luna?” es una de las dudas más comúnes actualmente y es incluso uno de los cuestionamientos que se presentan para dudar de la veracidad del alunizaje desde un principio. Volver a la Luna no es una tarea fácil, es complicado y sobre todo: costoso. Aunque la tecnología se desarrolló hace cincuenta años actualmente se entienden mejor los riesgos y las normas de seguridad son muchísimo más estrictas; hay que considerar que la exploración espacial compite por recursos contra misiones de investigación a largo plazo con tecnología probada y de aplicación más inmediata sin contar que el desarrollo de tecnología moderna para el viaje implica años de trabajo antes de poder aplicarlo. Además del problema del financiamiento y el desarrollo de tecnologías modernas, ir a la Luna representa también un reto político: No es fácil justificar el gasto de miles de millones de dólares para el desarrollo de un par de misiones para llevar personas a la Luna teniendo alternativas no tripuladas de mayor alcance y que pueden ser ejecutadas con una fracción de los recursos. China ha puesto de manifiesto que entiende estos factores y actualmente se ha convertido en una potencia en materia espacial con su moderna estación Tiangong, lanzada en 2021, y con misiones robóticas exitosas que han explorado el lado lejano de la Luna trayendo de regreso a nuestro planeta muestras jamás estudiadas del lado que no vemos de nuestro satélite natural.

En noviembre de 2022 NASA lanzó hacia la Luna la misión no tripulada Artemis I (nombrada en honor a la hermana de Apollo en la mitología greco-romana) como la primera de una serie de lanzamientos del programa que lleva el mismo nombre y que tiene como objetivo poner de nuevo a una persona en la Luna. La colaboración internacional de este esfuerzo incluye a México y a otras 54 naciones firmantes en un documento que busca promover el uso pacífico del espacio y el desarrollo colaborativo de ciencia y tecnología. La misión Artemis II ha sufrido varios retrasos y está programada para ser lanzada en abril de 2026 con cuatro tripulantes que orbitarán la Luna en un viaje que durará alrededor de diez días. Esta misión representa un paso intermedio en el esfuerzo por regresar a la Luna antes de 2030. Los planes, sin embargo, pueden verse muy diferentes en el futuro ya que este 2025 se observó un recorte notable en el presupuesto de NASA llevándolo a niveles como no se habían visto desde casi sus inicios poniendo en riesgo varias misiones de investigación y monitoreo del espacio y del clima terrestre.

Quienes abogan por recortes en el presupuesto de esta agencia usualmente se apoyan en la idea de invertir dinero en áreas de mayor impacto como programas sociales o desarrollo de tecnología de aplicación más inmediata. En la última década además se ha observado una componente política en el trabajo de investigación que realiza NASA con satélites de monitoreo del clima terrestre ya que en el vecino país del norte existe una notable resistencia de algunos sectores sociales a aceptar la evidencia en favor del cambio climático antropogénico. Estas limitantes no sólo retrasan el desarrollo tecnológico y científico, también ofrecen una visión del futuro menos esperanzadora. NASA es la agencia espacial más conocida del mundo por su trayectoria y éxitos. El hecho que esté siendo superada por otras agencias del mundo indica que estamos presenciando un cambio en la manera de ver la ciencia y la exploración. A la pequeña lista de países que han visitado la Luna se han sumado India y Japón en los últimos años y acompañan ahora a Estados Unidos, China y la antigua Unión Soviética como las naciones que encabezan esfuerzos de exploración espacial de frontera. Notablemente resalta India que con un presupuesto similar al de una película de los estudios Marvel pudo poner la nave Chandrayaan 3, una misión no tripulada, en la superficie de la Luna en 2023.

El programa espacial de India es un ejemplo a seguir de perseverancia y dedicación, además de mostrar que con objetivos modestos es posible desarrollar tecnología a la par de las naciones más ricas del planeta. Será necesario poner atención en lo que están haciendo otras naciones además de Estados Unidos en materia de exploración espacial. Si todo sale bien, este julio será el último que se celebre el alunizaje de la misión Apollo 11 previo al lanzamiento de la misión Artemis II. Con suerte, el panorama del próximo año nos presente un escenario más optimista en materia de exploración espacial con nuevos anuncios del programa espacial chino, avances en los programas de NASA y descubrimientos novedosos de los telescopios que se han instalado en los últimos meses.

Observar el desarrollo de nuevas tecnologías y la aplicación de la ciencia en esfuerzos de exploración permite tener una visión más esperanzadora de lo que vendrá. Nos hace ver la posibilidad de colaborar entre naciones por un futuro donde los seres humanos podamos viajar más allá de nuestras limitaciones y problemas terrenales. El Universo es un lugar inmenso e indiferente a lo que hacemos en la Tierra; con un poco de suerte seguir mirando hacia las estrellas nos permita ver lo pequeño de nuestras riñas y la importancia de colaborar y apoyarnos para avanzar como especie. De momento, queda recordar la hazaña del Apollo 11 antes de mirar hacia un futuro mejor.

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